Dentro del contexto de una modernidad fallida en la ciudad de Quito, nuevas morales de centro empiezan a verse envueltas en el proyecto político del ‘Buen Vivir’. Estos discursos fueron capitalizándose simbólicamente durante los últimos años en el correísmo. Ciertos movimientos políticos han tomado fuerza dentro de algunos circuitos privilegiados, llevando así dogmas y prácticas propias de la globalización por medio de redes sociales.

La obra empieza a tomar forma en el momento de una ruptura, como consecuencia de un quiebre político dentro de un sistema ideológico establecido. Es un trabajo donde se cuestiona la frontera de lo íntimo y lo social. Los animales son usados a partir de su crítica directa a estas ‘otras’ políticas, lo popular, la ciudad y las personas; se convierten en manifestaciones de cierta superficie e instrumentalización por parte del discurso político.

Esta obra fue presentada en el marco de la exhibición Infinit∞ por el octavo aniversario de No Lugar y la apertura de su nuevo espacio expositivo en mayo del 2018.